miércoles, 24 de julio de 2013

Otro café

Te empiezo a contar de mi día. Tenés esos ojos enormes, esa mirada expectante, esperando a que termine de hilar mis ideas. Qué paciencia. 
También sé de otra cosa: esa manía de tus ojos al brillar cuando digo una idiotez, cuando me faltan las palabras o cuando me sobra timidez. Esos pómulos de júbilo, que sólo se hacen visibles cuando yo soy yo (Gracias). Esas manchitas alborotadas que corretean por tus mejillas, esa idea loca de pensar que quieren mostrar ese desorden tan armónico -irónico- que hay dentro tuyo. Todo quiere emerger. Es una ola que me atrapa, me coloniza, me perfuma. 
Entonces mi estómago está lleno, y sin embargo es imposible decir que no. Déme otro café, se lo suplico, señor. Gracias. Gracias a vos.

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