martes, 9 de julio de 2013

Cinchada


¿Esto es un juego? Porque no me resulta divertido.
Estos días no paré de pensar en vos. No sé con qué ojos mirarte. No sé si soy sincera al ver tus ojos o si sigo siendo un frustrado intento de hipócrita. De todos modos, nunca fuiste una persona muy perceptiva (o en todo caso, bastante negadora), y eso me vino, desde un punto de vista insulso, bastante bien.
A veces me pregunto si esto es una chinchada. Siento, de nuevo, que yo soy una inútil que está parada en medio de una soga, y me tironean para los dos lados. ¿Es posible que me ponga en una situación tan cómoda, pero a la vez tan peligrosa? Me pregunto, también, si es posible ponerme desde el punto de vista más sincero en otra posición. Siempre soy la que tarde en decidirse, la que no está de ningún bando en especial, la que está en el medio, la que intercepta, la ambigua, pero la que sufre más en vano. ¿Qué me importa quién gane? ¿¡Qué me importa quién tenga más fuerza!? Me encantaría ser por una vez en mi vida la protagonista de mis historias, y no un simple personaje secundario del cual no quiero escribir su guión. La gran pregunta es, qué es lo que debo hacer cuando ni siquiera puedo ver la cara de ambos contrincantes. Cómo debo hacer si ni siquiera sé qué pasó, ni cómo pasó, ni por qué pasó.
A veces odio ser tan imaginativa y a la vez tan desconfiada. Es un cocktail que me deja con una resaca tácita, en la que puedo imaginarme que cada persona a mi alrededor tiene todos los puntos para que yo esté a la vigilia, haciéndome la idiota, esperando a que al fin intente atacarme. Entonces sería fácil, porque estaría totalmente entrenada para ganarle en la soga. Mientras no se me entrelace en mis manos...

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