domingo, 18 de octubre de 2015

A veces soy tan poco lineal. Es raro, porque en muchas otras cosas soy muy predecible. Cuando se trata de relacionarme con la gente, naturalmente, no lo soy, y más si estoy en una reunión social. Es raro. Puedo pasar de sentirme muy cómoda con un grupo de desconocidos a sentirme incluso incómoda con mis amigos. Agradezco los amigos y las amigas que tengo porque son hermosas personas, porque en general siempre me hacen sentir comodísima, pero incluso a veces con ellos me ocurre esto. Quisiera hablar de una zona de confort. Ellos no sólo me toleran, sino que les gusto y me quieren. Sin embargo, a veces está este problema. A veces, incluso con amigos, me siento sola rodeada de gente. Supongo que a todos nos ocurre esto de vez en cuando. A veces tengo mucha facilidad para adaptarme a una situación y un grupo nuevo, y otras veces me invade el pánico. No sabría cómo describirlo, es una mezcla de miedo, incomodidad momentánea y la sensación de que estoy siendo evaluada y juzgada constantemente. Todo esto tiene que ver con los juicios que me pongo yo sola, pero es difícil explicar cómo una palabra, una frase que dice alguien en un determinado contexto, puede tirarme abajo con tanta facilidad. Paso de ser hasta algo extrovertida, simpática, cariñosa, graciosa, sarcástica, a estar callada y agudizar todos mis sentidos para ver qué ocurre alrededor. Yo paso a un segundo plano, yo misma me pongo en segundo plano. Es lo que hice durante todo mi vida y es lo que estos últimos tres años intenté cambiar. Pero a veces queda algo remanente, y me molesta porque sé que ninguna de las dos formas de comportarme son válidas por sí solas. Soy las dos cosas. Hace tiempo que no me sentía tan dual, pero cuando me puse a analizar de nuevo esto, me di cuenta que en ciertas cosas soy muy polarizada.

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