jueves, 3 de octubre de 2013

Efímero

Me pregunto, especialmente ahora, que me encuentro corriendo en el bosque, sola: ¿Esto es real? Quisiera que dure para siempre, ese sentimiento de correr, pero sin perseguir nada, sin huir de nada ni de nadie. Que la única distancia que sienta es la que me falta para llegar a la cima de una montaña. Esa sensación de frío exterior, pero de tener este corazón palpitándome a velocidades incontrolables. Simplemente dejarme soltar, dejarme ser. Sentir el barro húmero, la neblina penetrándome en el cuerpo y empalideciéndome, pero estar más viva que nunca. ¿Será posible esto de sentir tanto mis latidos, al punto de querer arrancarme el corazón? Podría dártelo sin pedir que me jures que lo vas a cuidar. Envolverlo en un papel lindo, y regalártelo.

Yo ya estoy con él, me voy a internar en el bosque y voy a desaparecer, al menos por un instante. Al menos por ese instante, nunca voy a sentirme sola, nunca voy a sentir que me falta el corazón. No me falta nada. Estoy acá.

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